Muchas veces se nos ha dicho que no se debe hablar más de la cuenta, que solamente vale hablar cuando se tenga “algo” que decir y que en general, la discreción es un valor muy preciado. Algo con lo que concuerdo, pero qué pasa cuando por ser taaaan callados, tan discretos, tan temerosos, perdemos oportunidades que la vida nos puede brindar. Y luego decimos, “Si yo hubiera hablado”, “si yo algo hubiese dicho”…muchas personas, acontecimientos, ofrecimientos, se quedan diluidos y perdidos para siempre.
Cuento esto, porque durante el tiempo que llevo en este país, me he dado cuenta de las cosas que he hecho, que tampoco son taaaantas, pero sí algo es. Y para mí es importante. Si yo me hubiese quedado en mi ostracismo, pensando que son sólo hobbys, que sólo es para mí, que para qué comentar algo que “supuestamente” a nadie importa, muchas de aquellas cosas que he hecho, habrían quedado en el cajón de los “me gustaría” o los “yo quisiera”.
¿A qué viene esta reflexión?, simplemente que cuando somos concientes del mundo en que estamos, con todas sus cosas malas, pero con su infinidad de bondades, nos vamos dando cuenta del insignificante espacio que ocupamos en este universo. Espacio que por pequeño , no deja de ser importante. Que la vida es más que respirar, comer, dormir, y estar inmersos en la locura del trabajo y los problemas cotidianos. Que todos y cada uno, tenemos modestas y grandes misiones en el mundo y que cada persona atesora un sueño, que se debe empeñar en realizar. No estamos sólo para contarles a nuestros hij@s y niet@s lo que nos hubiera gustado ser o hacer.
Así que, la próxima vez que compartamos con alguien, sería bueno hablar también de nuestros sueños, de lo que nos impulsa en la vida y cómo saben si la Divinidad, el Universo, la Energía que mueve este mundo, nos está enviando a la persona indicada que nos ayudará a que esos anhelos se hagan realidad :”Todos somos uno”.
Linda semana.